El turismo sigue siendo uno de los sectores más afectados por la pandemia del COVID-19. Antes de la pandemia, el turismo era una actividad que generaba más del 10% del PIB mundial, porcentaje que era aún mayor en el caso de los países dependientes de esta actividad.
Algunos gobiernos han brindado asistencia financiera al sector, directamente o mediante préstamos en condiciones favorables y garantías. Tailandia, por ejemplo, destinó USD 700 millones para impulsar el turismo interno, mientras que Vanuatu ofreció subsidios y exenciones fiscales a las pequeñas y medianas empresas relacionadas con esta actividad. En Costa Rica, los feriados nacionales se han trasladado temporalmente a los lunes con el fin de promover el turismo nacional extendiendo los fines de semana. Finalmente, Chile está a punto de promulgar una ley que busca fortalecer la institucionalidad de la industria turística. Este proyecto reconoce la actividad turística como una de las principales industrias de la economía chilena y la releva dentro de la estructura del Estado.
La tecnología también puede desempeñar un papel importante en la recuperación del turismo, ya que es probable que los protocolos de salud e higiene y el distanciamiento social se mantengan en el futuro previsible, por lo que la provisión de servicios sin contacto y las inversiones en tecnología digital podrían proporcionar un puente fundamental para la recuperación. .
Las soluciones específicas diferirán en cada país, y el ritmo y el alcance de la recuperación dependerán naturalmente de la evolución internacional. Más allá de la prioridad inmediata de mitigar los efectos de la pandemia, los países deben crear una nueva tendencia para el sector turístico. La diversificación, la adopción progresiva de modelos turísticos más sostenibles y la inversión en nuevas tecnologías podrían ayudar a perfilar la recuperación de esta actividad.
Javier Molina, Auren Chile